La financiación de la radio en España
Alternativas o utopías
Alberto Díaz Mancisidor
INTRODUCCIÓN
Habría que decir de antemano que la financiación de la radio aquí en España, al igual que en el resto
de los países, no tiene ningún secreto: es la que es y la que ha sido desde su origen hace ahora siete
décadas.
Los modelos de financiación, o si se prefiere mejor el término sistemas, están delimitados desde
hace tiempo:
- el comercial desde 1922 cuando la estación norteamericana VVEAF introdujo el concepto de venta
de tiempo;
- el público desde 1927 cuando Lord Reith decidió que la BBC se financiase enteramente por
subvenciones públicas para así evitar llegar a los desmanes de la radio norteamericana, entendiendo
por desmán una dependencia de los intereses publicitarios y en consecuencia una pérdida del concepto
de servicio público de la radio;
- y, por último, el modelo mixto, es decir, una combinación entre fuentes públicas y comerciales,
introducido en Europa a mediados de los cincuenta como el mejor método, o el menos malo, para
lograr dos objetivos: por una parte evitar la creciente descapitalización de las empresas o entes
radiofónicos de propiedad pública; y por otro aligerar las cargas financieras que suponían para los
Estados una cada vez mayor financiación de la radio pública como consecuencia del nacimiento de la
televisión, y el incremento de la competencia.
Vista así la situación, hablar de la financiación de la radio en España tiene dos enfoques posibles:
- Uno, cuantitativo, consistente en analizar el devenir histórico y la situación actual de cada fuente
de financiación desde un punto de vista numérico, realizando todo tipo de porcentajes y proyecciones
futuras tomando como referencias informes de expertos o experiencias internacionales.
- El segundo y más interesante, bajo mi punto de vista, se relaciona con el análisis de los sistemas
alternativos de financiación que se le presentan a la radio en un futuro como diferentes o añadidos a
los modelos convencionales antes descritos.
ESTADO DE LA CUESTIÓN
Es de general aceptación entre la industria. Parece que la radio en España está inmersa en una clara
etapa de transición. Un cambio entendido como un proceso de adaptación interna como consecuencia
de una modificación de los elementos que definían el entorno de esa actividad. De forma resumida, las
variaciones más significativas del entorno de la radio se podrían concretar en los siguientes aspectos:
Política de desregulación e incremento de la oferta radiofónica
Norteamérica, y más en concreto la era Reagan, exportó al mundo y en consecuencia también a
Europa su idea de desregulación audiovisual, entendida como el proceso por el que los Estados
disminuyen o suprimen la abundante legislación, casi toda restrictiva, que sobre estos medios existía
en la mayoría de los países. Esta simple expresión ha sido el desencadenante fundamental de un
conjunto de posteriores cambios que han tenido como colofón un giro copernicano en la manera de ver
y legislar el paisaje audiovisual de la mayoría de los Estados europeos, por utilizar una expresión muy
de moda en Francia.
En parte como consecuencia de la razón anterior, pero no en su totalidad, la desregulación tuvo
como consecuencia directa el incremento considerable de la oferta radiofónica. Dicho en palabras más
sencillas, la desregulación favoreció y propició el nacimiento de nuevas estaciones. En el ámbito de la
radio, y en sólo unos pocos años, han aparecido en España aproximadamente 350 nuevas emisoras, lo
que ha originado el desarrollo de nuevas cadenas ya sean de ámbito nacional o regional; de contenidos
generalistas o especializados. España es el segundo país europeo en número de estaciones de radio,
cerca de 1.700, sólo superado por Italia con 2.500 emisores.
Redistribución de la inversión publicitaria y de audiencia
En parte como consecuencia de la razón antes expuesta y también por un estancamiento de la
inversión publicitaria en España, lo cierto es que la inversión publicitaria en el medio radio tiende a una
disminución lenta y paulatina. Tampoco podemos olvidar que el desarrollo de la televisión privada
desde comienzos de los noventa ha fagocitado parte de la inversión publicitaria de la radio, a pesar de
que España sigue siendo todavía el mercado europeo que mayor inversión publicitaria atrae en cifras
absolutas: concretamente el 26,9 por ciento de la inversión total europea en el medio.
Estos datos optimistas contrastan con los datos de audiencia, ya que somos el país qué menos
tiempo dedica a oír la radio diariamente: 86 minutos frente a los 170 de media europea. Sin embargo,
en cifras absolutas la audiencia general de la radio aumenta lenta pero paulatinamente desde 1988,
aunque se aprecie una cierta redistribución de las audiencias como consecuencia del desarrollo de
nuevas estaciones.
Deficiencias en la estructura empresarial
La mayoría de las empresas radiofónicas y en especial las cadenas, a la sazón principal motor de la
industria radiofónica española, padece un alarmante sobredimensionamiento de la estructura y de los
costes como consecuencia, por una parte, de una obsolescencia técnica y de producción y, por otra, de
un exceso de recursos humanos, tanto en su número como en su costo económico, derivado
principalmente de la estrategia de contratación de estrellas seguida por gran parte de las cadenas. Así,
por ejemplo, en 1993, los gastos de personal en las cadenas nacionales alcanzaron una media del 45
por ciento de los gastos totales, oscilando del 56 por ciento de Onda Cero al 33 por ciento de la SER y
Antena 3. En cuanto al costo por empleado, y con cifras de 1992, fue de 4,1 millones, siendo de 4,8 en
la COPE y de 3,1 en Onda Cero.
De igual manera, los resultados económicos obtenidos por las cadenas de radio tampoco son
halagüeños. Unos pocos datos servirán como ejemplo;
a) El ratio de endeudamiento de las cadenas privadas, por ejemplo, ha crecido desde 1990 tres
enteros, concretamente de 2,9 a 5,9.
b) Igualmente, el fondo de maniobra ha disminuido cerca de 2.700 millones de pesetas.
c) Por último, los resultados económicos, en la mayoría, si no en casi la totalidad de estaciones, han
descendido de forma alarmante.
Estos factores indudablemente propiciarán en un futuro no muy lejano la concentración de empresas
(proceso ya presente en el panorama actual de la radio española) así como la desaparición de aquellas
menos afortunadas.
El desarrollo de nuevas tecnologías audiovisuales
Las nuevas tecnologías audiovisuales aplicadas al campo de la radiofonía se desarrollan
fundamentalmente en dos campos diferentes: el de la distribución y el de la mejora de la señal.
Ambos, aunque desde diferentes perspectivas, modificarán las posibilidades de financiación y
estructura económica de la radio.
Las dos tecnologías radiofónicas vinculadas con la distribución se relacionan con el satélite y el
cable. El primer procedimiento propiciará el desarrollo de emisiones en cadena de estaciones de FM
especializadas; y el cable, es decir, la inclusión de señales radiofónicas en los sistemas de televisión
por cable, permitirá el desarrollo de estaciones con contenidos de calidad, como por ejemplo la música
clásica.
Las mejoras de la señal se circunscriben a las tecnologías que posibilitan la compresión de la señal y
aquellas otras que optimizan el empleo de los canales. Las primeras permiten que canales de banda
estrecha, como por ejemplo los de onda media, emitan en estereofonía, lo que abre las puertas a una
especialización musical a la banda de la media frecuencia; y las segundas, las encaminadas a la optimización
de los canales de banda más ancha, por ejemplo los de FM, posibilitarán la emisión
simultánea de otros contenidos a través de un mismo canal y en consecuencia ampliarán sus
posibilidades de venta y financiación. Entre estos contenidos de valor añadido se incluyen desde las
emisiones cuadrafónicas a la emisión de fax o emisiones especializadas.
La crisis del concepto de servicio público
Todo lo mencionado con anterioridad, unido a la implantación de nuevas ideologías, como por
ejemplo el denominado neoliberalismo, han tenido como consecuencia una incuestionable crisis del
concepto de servicio público. Es decir, la necesidad que tienen las sociedades occidentales de
replantearse la finalidad y los procedimientos de actuación de los medios audiovisuales de titularidad
estatal. ¿Por qué es necesario este replanteamiento? Pues muy sencillo, porque las bases sobre las que
se sustentó este concepto ya no son válidas actualmente. Y precisamente, en la búsqueda de nuevos
soportes teóricos reside uno de los principales retos de la radiodifusión del futuro. Hasta que no se
encuentre un sentido real a su existencia, las radios públicas seguirán siendo objeto de innumerables
críticas desde diferentes sectores sociales.
aunque parezca un coñazo de entrada el artículo está muy bien!
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